Conocéis esa sonrisilla que le amanece a uno en la cara cuando tiene en su poder ese chiste verde que seguro regará de buen vino el anverso más bellaco de todo tu grupo de amigos. Conocéis ese hormigueo que te invita a callártelo un segundo más, para disfrutarlo, para paladear el momento en que estallan los fuegos artificiales, mientras la risa de tus cofrades asciende socarrona como bocanadas de humo en el aire.
“Demasiados Porros” es una de esas canciones que florece bruta, como las verdades, se desnuda en tu cara y te lo enseña todo, sin ambages, sin fútiles adornos, como el buen teatro, con esa naturalidad abierta, a veces incómoda.
De Mansilla y los Espías mola hasta el nombre. Este grupo, que ya por separado tenía más kilómetros que el "Diane 6" de mi padre, se estrena ahora como formación con un disco nuevo y gratuito en su página web, un formato tan propio como original, que nos refresca y nos agrada como la cerveza bien tirada a la sombra de esos primeros días del verano.
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