Hace un tiempo tenía la insana costumbre de, por lo menos una vez al año, invitar o viceversa a un concierto a mi primo Rafa, que no es mi primo, pero como si lo fuera o seriese, y la verdad es que lo hecho de menos. Todo comenzó hace unos años en la siempre espinosa búsqueda de el regalo perfecto. Pasados los años uno nunca sabe si regalar otra corbata o más camisas, el caso es que me tiré a la piscina con los tobillos atados y busqué completamente a ciegas un concierto al que pudiéramos asistir juntos, el azar quiso que me tropezara con John Mayall, por el que en mi absoluta ignorancia se pronunció dado que era lo suficientemente viejo y bluesero para gustarle a un amante de la música más sabio que yo y que había nacido más de 10 años antes. Mira por donde di en todo el clavo y ya no sólo porque mi primo Rafa fuera un gran admirador de John Mayall ¿quién no? sino por la innegable talla mundial del maestro que imparte la asignatura de “blues/rock” a todos nuestros ídolos antiguos y contemporáneos en la “Facultad de la Historia del Rock”; la sombra de John Mayall es infinita, ha tocado con todos y su nombre ha figurado con luces de neón en todas las plazas, y yo sin saber absolutamente nada; así que llegado el día mi primo Rafa y “el ignorante” nos fuimos a La Riviera para asistir al concierto de un mito, sólo que quien portaba el regalo desconocía que lo que contenía dentro del papel celofán no tenía otro destino que su propia persona, pues quien se sorprendió, quien alucinó del todo y quien más lo disfrutó fui yo al descubrir que aquel abuelo nos daba cien vueltas a todos en todo y más. Aquella sorprendente experiencia germinó en nuestra amistad un rito sin plazos ni obligaciones que se convirtió en una agradable costumbre que nos llevó desde otro mito, esta vez del Jazz como es Bob James, hasta Ruffus Wainwright, pasando por Wilco y que aún hoy continúa creciendo, despacio, sin prisas, como la joven promesa y miembro novel con el que asistimos recientemente a una obra de teatro infantil, ya que sus 7 años requieren que nos reinventemos a cada paso.
Quisiera tener una mención especial para el guitarrista Buddy Worthington quien acompañaba en aquella ocasión y en muchas otras a John Mayall y que fue el encargado de aportar la electricidad y el virtuosismo necesarios en este espectáculo para estar a la altura del padre blanco del blues.
John Mayall 1 - 0 Bob Dylan.
John Mayall y Eric Clapton:
John Mayall también fue joven:
John Mayall volverá a tocar el sábado 18 de junio en La Riviera, Madrid.
Suerte para quien pueda asistir y ¡buen fin de semana a todos!
Jajajajajaja, ¡qué grande eres, Pedro!. Muchas gracias por el reconocimiento y homenaje que haces al/del Padre del Blues Blanco.
ResponderEliminarY gracias también por lo que dices y recuerdas, y me haces recordar también, de los regalos que me has estado haciendo desde que nos conocemos. Ten en cuenta que no sólo me regalas conciertos, ¡que va!, tu presencia, tus charlas, -aunque en algunas te excedas un tanto y nos rayes un poco, jajaja-.
Me he emocionado tanto que hasta las lágrimas, literalmente, se han deslizado por mis mejillas.
Gracias, primo, amigo, hermano......las carreras que nos echamos juntos son de escuela y colección: los kilómetros se hacen ligeros y hasta el reloj, ¡qué digo, hasta el tiempo corre con nosotros!.
Ya queda menos para que ese titán que tienes por vástago, Álvaro, nos fortalezca con su portentosa vitalidad y energía en los conciertos, obras de teatro, carreras y todas aquellas cosas que se digne compartir con nosotros.....si es que le aguantamos, jajajaja.
Muchas gracias, Pedro.
Y como siempre dice una amiga mía del alma:
besos infinitos.
Un abrazo.
Rafa.