Aquí, en la
oscura soledad que custodia los coches del parking por un instante se tocan
nuestros labios para fundirnos en un largo y profundo beso que incontinenti nos
transporta extraordinariamente lejos del bullicio, entonces, la visión de un futuro
inminente y la sensatez me apartaran súbitamente de su rostro y mientras mis
ojos hablan de lo que no puede ser, una ligera decepción asoma en su embriagado
rostro al adivinar que tengo razón. Torpemente cojo sus manos y la llevo dentro,
para cuando salgo del local en dirección al abandono en la intimidad de mi hogar
aún puedo paladear su dulce sabor en mi lengua y comienzo a lamentar ser tan
prudente, abomino mi forma de ser, pero no puedo aprovecharme de las flaquezas
de una amiga, no soy de los que hacen daño.
Sé que
dentro de un millón de años nos alegraremos de haber tomado la decisión correcta
y juntos bromearemos con nuestra propia candidez, pero hoy, cuesta mucho decir que
no, a veces resulta muy dificultoso hacer lo correcto y no caer en la tentación
a la que te exponen la necesidad, la curiosidad y el deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario