jueves, 4 de julio de 2013

Medioputadas _Capítulo 8



Aquí, en la oscura soledad que custodia los coches del parking por un instante se tocan nuestros labios para fundirnos en un largo y profundo beso que incontinenti nos transporta extraordinariamente lejos del bullicio, entonces, la visión de un futuro inminente y la sensatez me apartaran súbitamente de su rostro y mientras mis ojos hablan de lo que no puede ser, una ligera decepción asoma en su embriagado rostro al adivinar que tengo razón. Torpemente cojo sus manos y la llevo dentro, para cuando salgo del local en dirección al abandono en la intimidad de mi hogar aún puedo paladear su dulce sabor en mi lengua y comienzo a lamentar ser tan prudente, abomino mi forma de ser, pero no puedo aprovecharme de las flaquezas de una amiga, no soy de los que hacen daño.

Sé que dentro de un millón de años nos alegraremos de haber tomado la decisión correcta y juntos bromearemos con nuestra propia candidez, pero hoy, cuesta mucho decir que no, a veces resulta muy dificultoso hacer lo correcto y no caer en la tentación a la que te exponen la necesidad, la curiosidad y el deseo.

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