jueves, 5 de julio de 2012

Medioputadas _Capítulo 4


Adrián observa desde la ventana como el sol funde perezosamente la noche sobre los tejados de la ciudad, el aire fresco de la mañana serena la tórrida fatiga nocturna y las infernales pesadillas. Resuelto, cierra la ventana y se dirige eficaz hacia el rellano, para calzarse y afrontar la última jornada de clases, el último día junto a Elena. A partir de mañana vivirá su ausencia entre el bochorno; los pocos amigos que, como él, no puedan escapar al verano urbanita, y las piscinas municipales.

Su agridulce caminar dobla la esquina de la estación de servicio, desde donde se adivina la parada del autobus. Sorpresivamente, un golpe de aire en combustión anuncia al veloz medio de transporte catapultado hacia su destino. Impetuosamente, Adrián se precipita tras su objetivo con la urgencia como combustible.

Unos segundos más y los últimos pasajeros alcanzan la escalinata cuando Adrián ya vuela sin frenos. Cruelmente se cierra la puerta y arranca la camioneta, mientras los ojos dolidos de Adrián se cruzan con la apática mirada del conductor.

Hoy pagan justos por pecadores.

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