miércoles, 5 de junio de 2013

Autochthonous #13




Multitud de veces tanto en las relaciones interpersonales, como en las profesionales, se da una situación en la que las dos partes desean lo mismo pero parecen incapaces de pedirlo directamente, entonces especulan todo tipo de situaciones con la intención de escuchar el deseado ofrecimiento desde la otra parte, malogrando así la espontaneidad de aquel deseo, que era el único fin de conseguirlo, dejando a dos partes dignamente frustradas ¿orgullo? ¿estupidez? ¿protocolo?

No se sabe muy bien donde se germinó este maquiavélico juego de “bienquedismo”, pero aunque está muy extendida su práctica en los círculos profesionales, inevitablemente se ha ido soldando a nuestra rutina diaria y se han visto casos muy arraigados por las cocinas de multitud de hogares por evitar colgar la ropa de una lavadora, por vaciar un lavaplatos o por cambiar el rollo de papel higiénico.

Hemos extirpado la necesidad de pedir hasta en las relaciones más íntimas, de ahí que constantemente estemos intrigando para alcanzar nuestros objetivos sin tener que deberle nada a nadie. Mentiras auto infligidas que inexplicablemente nos hacen más felices.

1 comentario: