miércoles, 7 de mayo de 2014

Microcuento



Érase una vez que se era una isla guapa, lista y zalamera que todas las mañanas cogía el autobús de línea para ir a la escuela. Ella era la isla más popular de la comarca desde que en unas fallas la nombraron fallera mayor y se tiró toda la semana tarareando a la Virgen de los Desamparados para pedirle que le devolviera la pierna que perdió cuando perseguía gamusinos en la calle de la cuesta.

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