Érase una
vez que se era una isla guapa, lista y zalamera que todas las mañanas cogía el autobús
de línea para ir a la escuela. Ella era la isla más popular de la comarca desde
que en unas fallas la nombraron fallera mayor y se tiró toda la semana tarareando
a la Virgen de los Desamparados para pedirle que le devolviera la pierna que perdió
cuando perseguía gamusinos en la calle de la cuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario