Haruki Murakami |
Yo a Haruki Murakami lo he descubierto tarde, seguramente demasiado tarde, de hecho no recuerdo claramente ni como sucedió, creo haber leído un artículo dominical a propósito de una visita a España para recibir un premio o a dar una charla, algo extraordinario en un escritor que no concede entrevistas, ni recibe premios y, al parecer, bastante huraño en lo que respecta a su vida privada. Seguramente fue eso lo que me llamó la atención de él, alguien fuera del molde, que no participaba del celebrity style, alguien que se dedicaba a escribir novelas y nada más... pasaron seguramente años hasta que otra referencia encontrada al azar por internet despertó aquel recuerdo, y entonces ya todo sucedió tan deprisa como suceden las cosas en internet, primero wikipedia, para leer cosas como “Lo que no quiero es que la gente me reconozca en el metro o no poder acceder a las tiendas de discos viejos en Estados Unidos”; después teclear “mejor novela Murakami” en google y viajar por los foros a ver que contaban aquellos desconocidos a otros desconocidos como yo, de este tercer desconocido (que complejo y extraordinario llega a ser internet a veces). Me decidí por “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”, podríamos definirla como una historia costumbrista japonesa donde ocurren cosas y habitan gentes, cuando menos, extraordinarias. Lo primero que me asombró del señor Murakami es como presenta una escena doméstica y vulgar para llevarte de puntillas al otro extremo del mundo sin que puedas apreciar el contraste. Aplica a la perfección la magia de la literatura, insufla a las escenas de tantos detalles como haría un mago en un juego de cartas. Así que la mejor opción es dejarse llevar por la fantasía y el saber de este arquitecto de sueños y disfrutar como un niño sentado en la alfombra cuando imagina las fantásticas historias que piensa vivir cuando sea un temible pirata.
A día de hoy tan sólo llevo dos libros leídos de este prolífico autor, escaso bagaje pensaréis, pero no me importa, lo cierto es que, de algún modo, me produce la misma satisfacción que cuando te encuentras en mitad de un enorme libro que te encanta y del que aún te quedan 600 páginas o más.
“De que hablo cuando hablo de correr” es una pequeña biografía que gira al rededor de sus pasiones a correr y a escribir, o mejor dicho a trabajar (según sus propias palabras): “Soy un mero trabajador, al que le gusta la cultura popular, mientras que la mayoría de escritores son unos snobs que ni yo les gusto a ellos ni ellos me gustan a mí”. Seguramente los aficionados al running se identificarán bastante más que el resto con este libro, a mí me pasó.
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