Estas Navidades hemos podido disfrutar de nuevo de la familia, de los regalos, del turrón, algunos afortunados hasta de la nieve, los más cabales de sus buenos propósitos y por su puesto de la reposición de Grease que, como todos los años no ha faltado a su cita, como si de las doce campanadas se tratase, y la verdad es que como todas las tradiciones, unos años se toman con más ánimo y otros con cierta desgana. Éste año en particular no estaba prestando atención al televisor durante la sobremesa del enésimo festival culinario, pero sí pude percibir cierto sosiego en el salón, incluso algo de paz acústica en el ambiente, y eso no podía significar otra cosa que algo entretenía a mi vástago captando su total atención, impidiéndole correr, saltar o gritar, y ese algo tiene nombre y apellidos, se llama Grease y se apellida Newton John. El chaval estaba perplejo viendo a esos alegres macarras de instituto ligando con las chicas guapas y sus faldas de vuelo, mientras bailaban y cantaban incansables. No es la primera vez que la ve, pero aún ejerce una fuerte atracción para él. Dani Zuko, Sandy, Kenickie, Rizzo, Frenchy y el resto de The Pink Ladies protagonizan un musical que perdura en el tiempo y en la memoria toda una generación.
A modo de anécdota os gustará ver ejemplos de las múltiples versiones de este tema final que reúne toda la felicidad y el optimismo del obligado Happy ending en un musical juvenil, vamos, que la vida es bella.
Feliz fin de semana y brillantina para todos!
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