En el vagón del metro hay un hombre. Hay una mujer
y también otros. Él escucha música y piensa. Ella escucha
y piensa. Los otros también piensan. Pasan los minutos. Todos piensan.
Nadie habla. Las ideas golpean sus mentes, espolean su ingenio. Los buenos modales y el obligado recato las retienen. Bajo el apagado traqueteo del tren puede adivinarse la inquietud. Dormido apremio.
Todos piensan. Nadie habla. Esto es el fin de las ideas. Nadie comparte. Ellas, estériles rebotan en sus cabezas
y, a cada vez, más se deforman.
Un instante. Cruce de miradas. Él se levanta. Ella siente
el rubor. Sin dudarlo él coloca sus auriculares en los oídos de ella. Ella sonríe. Los otros hablan.
Despierto él, despierta ella. Que bella es la flor del pensamiento. Que fácil es la comunicación de ideas.
QUE BONITO!!!!!!!!!!!
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