Los zombis
han conquistado la ciudad y nosotros nos estamos armando hasta los dientes en
las cocinas de un instituto de educación secundaria local. Sus hordas acaban de
alcanzar las puertas de la instalación y un sordo bullicio llena los pasillos
de hedor y de miedo. Apilamos unas mesas para atrancar las puertas y ganar algo
de tiempo mientras ellos no dejan de aporrear la puerta apilándose con
violencia para intentar derribarla, en el último instante saltamos al patio
trasero y nos derrumbamos por entre las basuras, para cuando conseguimos incorporamos
el patio está infestado de muertos vivientes, así que cambiamos de plan,
sacamos cuchillos y palas y nos lanzamos a una lucha sin cuartel, o ellos o
nosotros.
Conseguimos
que la masacre nos conduzca hacia el aparcamiento y retomamos el plan original.
Eli y Alex se parapetan dos coches por delante, mientras yo me cuelo en el 4x4
grande que está en el centro del parking. Cuando la masa informe de los
no-muertos comparece en el aparcamiento Alex y Eli les pegan fuego a base de coctel
Molotov caseros y la turba se fragmenta. Yo no acierto a conectar la carga
explosiva y a mis amigos se les agota el tiempo y los recursos, así que, acorralado
por mi fatal contratiempo, Alex me alcanza el último coctel Molotov y regresa junto
a Eli sabiendo que su momento acaba allí. Yo corro con lágrimas en los ojos y
como si fuera un quarterback de fútbol americano, me detengo en seco, hago un
reverso y lanzo el coctel contra el 4x4 que estalla en un millón de pedazos, aniquilando
aquella pesadilla de cuerpos putrefactos.
Me he
salvado, soy el prota, he acabado con los zombis, pero me siento amargamente solo,
mis amigos han muerto y sus cadáveres se extienden por todo el parking. Oteo con
mirada perdida la calle arrasada, cuando Eli se incorpora grotescamente por la total
ausencia de sus extremidades superiores, después comienza a hacerlo el resto,
en cuanto huelen mi sangre, sus glaucas miradas se incrustan en mi figura. No
huyo, no tengo a donde ir, sereno aguardo el final para reunirme con mi gente,
aunque sea para no-morir.
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