martes, 24 de enero de 2012

Arte idiota




Uno de los éxitos de youtube y de las cosas más graciosas que puedes hacer en internet es tener tiempo y ganas de hacer algo, en principio idiota. La pantalla de tu ordenador es la ventana perfecta para mostrar esa extravagancia, si es que tienes el valor de mostrarlo en público. En mis años mozos uno se conformaba con fliparse en la intimidad de su cuarto; pero ahora puedes exportar tu idea, y muy mala tiene que ser para que no se tope con un buen número de almas gemelas dentro del mundial entramado de la red.

Precisamente ahora que los círculos de poder han puesto de moda al Barbarroja de la piratería en la red, la perversidad del libre albedrío y el Apocalipsis del mundo virtual, me gustaría implorar al espíritu primigenio de internet, aquel que predicaba la pureza del entretenimiento a la hora de compartir ideas. Cierto que muchas de nuestras ideas pueden parecer tontas, pero estas fueron la llave a formas más inteligentes para hacer de la red lo que es hoy, un universo complicado y en continua expansión, habitado por formas imposibles.

En el ejemplo que hoy engalana el caso que nos ocupa se les debe de reconocer a nuestros protagonistas una innegable pericia musical y bastante gracia, no sé si se medican o qué, pero lo cierto es que te hacen disfrutar sin pedirte un duro a cambio. Es lo que tiene el “Arte idiota”, que busca el entretenimiento por el entretenimiento, de manera gratuita y graciosa, con el objetivo de mostrar primero su ingenio y si es posible y te ha gustado, financiar su próximo delirio. Lo que al fin y al cabo no es más que un trueque.

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