Tú hijo nunca te dará la razón, simplemente por rebeldía; aquel vendedor de electrodomésticos terminará diciendo que en su casa tiene un microondas igual, con tal de que lo compres; seguramente tú nunca aceptarás que es una mierda de microondas, por miedo a quedar como el tonto del pueblo delante de tus amigos; los medios de comunicación te contarán que Hitler adoptaba gatitos abandonados, si es lo que tú quieres oír; ella gemirá hasta el éxtasis, con tal de que termines; los deportistas son política y desesperadamente correctos, ya sabemos que son once en el equipo; la publicidad tiene más letra pequeña que "El Señor de los Anillos" en edición de bolsillo; la palabra GRATIS* tiene seis letras y un ASTERISCO así de grande; el discurso de un político está tan vacío como las arcas de su Ayuntamiento; las estupefacientes historias que llenan las películas también son mentira, sobretodo las basadas en hechos reales; que tu belleza está en el interior, puede ser cierto, pero siempre que seas el tercer plato o a lo mejor el postre; que la niña apunta maneras, claro, siempre y cuando sigas pagando la cuota de la Escuela de Danza, y si al final resulta que tiene talento, lo exprimiremos hasta la última lágrima.
Todo es mentira y nadie es directamente culpable de ello, simplemente vende más que la verdad.
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