jueves, 7 de marzo de 2013

Autopilot #13



El sol calienta el azul del cielo, mientras la brisa empuja la arena hacia las dunas con la bulla de un hormiguero ante la llegada del otoño, y aquí, a la sombra, saboreamos más el pomposo asalto con que tantea el mar a la arena bajo el único propósito de anegarla en cada embate y retirada. Salpicados a su suerte los caídos pueblan la espuma que se extingue en forma de salitre bajo la arena mojada, definiendo inevitablemente la frontera que existe entre el los cuerpos sólidos y los cuerpos líquidos.

El murmullo nos llega amortiguado por los incontables años de contienda y la monotonía de su jerga. Así que cuando los chiquillos juegan a defender la playa de la ofensiva con sus propios cuerpos, chocando, entre risas, las olas venidas a menos, las niñas pactan vaciar al mar por el sumidero improvisado de su castillo de princesas. Desde el exilio de la madurez nosotros, refugiados del sol, esperamos distraídos a que termine la batalla para poder saborear la calma chica que se vive entre guerras.



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