Las buenas ideas surgen a cada momento y tal como vienen se van, si no se cazan en ese mismo instante vuelan para no volver jamás. A veces tienes suerte y alguna vuelve, pero lo normal es que se pierdan en el aire. Por eso es tan importante concederles la importancia que tienen y valorarlas en su justa medida, porque son escasas. Las buenas ideas son piedras preciosas que cuesta mucho esfuerzo y mucha suerte sacar de debajo de las toneladas de lo común y corriente, como para desperdiciar todo ese esfuerzo con un sujeto torpe o elegido al azar que simplemente removerá a ciegas el fondo enturbiando el agua e impidiéndonos encontrar las ideas más sobresalientes. Es fundamental que cuidemos de los buenos buscadores de ideas, porque éstas son el oro del futuro y sin ellas seguiremos como hasta ahora, trabajando el doble y obteniendo la mitad. Estamos dejando escapar ese momento precioso, como generación, en el que tras mucho buscar nos encontramos frente a la ocasión de nuestras vidas y no nos podemos permitir fallar estrepitosamente un gol a puerta vacía. Somos una de las generaciones mejor preparadas, así que es hora de tomar las riendas y de hacer lo que se debe hacer, que no es otra cosa que tomar las decisiones acertadas y para eso no necesitamos al poder establecido, sino a gente capaz, a gente preparada, a los buscadores más brillantes.
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