La primera vez que escuché el disco, ansioso me dispuse ha escribir mis sensaciones e impresiones, pero me contuve; me dio la sensación de que era demasiado grupie ponerse a hablar de un disco, así de buenas a primeras. Así que pasado ya un tiempo, seguramente todavía no el prudencial, creo haberme dado cuenta del misterio. El disco entra desde la primera vez igual, y se agarra como las garrapatas al lomo de los perros, para engordar y engordar. Una vez instalado el parásito, se da el curioso fenómeno de que tu cuerpo comienza a producir más sangre, para reducir la pequeña pero constante pérdida, y entonces ya no te cansas, ya puedes escuchar el disco las veces que quieras; gracias a las múltiples caras y filos propios a Radiohead el regalo es infinito como un cubo de Rubik.
THE KING OF LIMBS (Radiohead)
En la primera canción nos dan la bienvenida el teclado y la percusión bailando en círculos, como en un Vals, y dejando el protagonismo a un grandioso bajo que nos coge de la mano y nos adentra en su elegante fiesta de presentación donde la cristalina y, esta vez, juguetona voz de Thom Yorke nos da la bienvenida; disfrutamos de este rizo hasta que la voz entra en un agudo susurro para ponernos los pelos de punta y zambullirnos de pleno en la canción, inundándonos como si sus notas fueran potentes y caudalosos chorros de agua golpeando nuestra piel bajo el ardiente sol.
Al final toma otra vez la iniciativa el bajo que nos despide desde el quicio de la puerta con la mano apoyada en sus sensuales caderas, como buena anfitriona que es.
Si en el primer tema nos sedujo el bajo, en el segundo la atractiva protagonista es la guitarra, más rubia y más arisca, como ese incesante punteo; ojo a la alarma sorda de fondo que viene y que va dando cuerpo al tema en los momentos de cambio, momento que aprovecha la rubia para darnos una caricia y seguir después con el látigo. A mi el final me suena a ¿aspersores? ¿aspiradora? algo con asp...
Aquí abren las guitarras con un recurso ya conocido de Radiohead que suena como entrar a través de esas cortinas hechas de bolitas de cristal que dan paso en las calurosas terrazas del Sur. Relojero ritmo para la batería, añadiendo un efecto juguete de cuerda, como esos monos que llevan sombrerito y chaleco que tocan incesantes los platillos al caminar; un punteíto suave para acompañar la melodía de la voz. OscuraRadioheadCasinegra.
Enésimo experimento sonoro con el que se divierten haciendo juegos y filigranas subiendo y bajando los niveles de esos aparatitos que transforman nuestra percepción de las cosas. A los niños les gusta jugar y además se les da bien ¿que podemos hacer? ¿bailar? ¿quietar?
Temazo bien colocado para desengrasar y encarar la segunda parte del disco frikie-bailando a ritmo de nuestro corazón (Listen to your heart).
Piano y voz para mecernos gustosos en las algodonosas y suicidas fantasías del señor Yorke. Oda a la congoja. Puro gozo.
Imagínate a Radiohead dentro de una habitación completamente vacía, sentados junto a la ventana a la sombra de los pájaros; comienzan a decirnos adiós, a capela, acompañados por la guitarra, suaves, hipnóticos; el coro distorsionado se convierte en hilo conductor, para darles ese aire entre literario y fantasmal, mientras que la voz, según repunta la canción, se transformará en una coral de hadas asomadas a su repetitiva estela mágica, como un dilay. Siempre piel de gallina, siempre efectivos.
Ya en la canción final construyen entre todos una dulce melodía donde Yorke repite "Wake me up" como un mantra, para despertarnos de ese espejismo que es escuchar un disco de Radiohead.
Por favor, los detractores abstenerse, ya conozco los argumentos, que si son depresivos, que si son oscuros, que si cavan siempre hacia abajo... La verdad es que no sé que es lo que tendrán, pero yo siempre caigo en sus redes, debo de ser como esos adictos a las películas de miedo. A mí me encoges el corazón hasta arrugarlo y me enamoro. Que le vamos a hacer.
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